Vídeo vía @midnightrovador
¿Qué vendo? Zapatos ¿Dónde los vendo? En un concesionario de coches. ¿Lógico? En ocasiones eso parece.
Lo más difícil de ver es lo evidente. ¿Por qué no buscar a tus clientes dónde vende la competencia? ¿Por qué no aprovechar el impacto de la experiencia de compra/uso de un producto o servicio para incorporar la ventaja diferencial de tu marca?
Esta acción, sencilla, es un ejemplo de todo ello, imperativos legales (si los tiene) a parte. Si quieres anunciar tus vuelos… muéstraselos mientras vuela. Si quieres vender comida, enséñasela mientras come… o mejor aún… cuando tiene hambre. Es más… ¿por qué no trabajamos el proceso de compra completo de nuestro cliente para encontrar los puntos de contacto comunicativos? ¿cuándo se da cuenta de la necesidad? ¿qué recorrido de búsqueda de satisfacción realiza? ¿cómo toma la decisión? ¿con quién conversa para construir su argumentario? ¿cómo interactúa con la marca? ¿y con los empleados? ¿dónde ejecuta la compra? ¿y qué hace una vez realizada la transacción? ¿se lo cuenta a alguien? ¿cómo utiliza el producto/servicio? ¿cuál es su método de reafirmación en el gasto (inversión) que ha realizado?…
Si construímos todo el proceso de compra, como veis, algo más amplio que el puro intercambio monetario, descubriremos espacios, situaciones, momentos, personas… que sirvan de contacto comunicativo para construir nuestra marca según el consumidor. ¿Es sencillo? Nadie dijo que lo fuera, pero esta acción resume en un minuto la llamada de atención al usuario real y concreto de la marca y sus productos. ¿A través de la competencia? ¿Por qué no?
Y para muestra… otro ejemplo traído por las @lasblogenpunto: