¡Vamos a montar un Sarao!


Eventos como herramienta de comunicación y marketing.


La celebración del exitoso evento “Vinos y Estrellas” en Bodegas Otazu, organizado por iLUNE y al que por desgracia no pude asistir mas que de manera virtual, para enterarme que se podía ver la estación espacial desde tierra pasar cada hora (curioso) y que hay una estrella relacionada con el vino (curiosísimo), me ha hecho reflexionar sobre este tema.
Resulta que en este mundo dominado por los ordenadores y la aparente ausencia de relación entre las personas, resulta que los eventos vuelven con más fuerza que nunca como herramienta de comunicación y marketing. Y es que al final, como dice Rafa Aguilera, la gente “quiere rozarse”. Las redes sociales abren nuevas relaciones, nuevos conocidos, gente con la que hablamos a diario, más incluso que con la gente que compartimos nuestra vida diaria y todo eso exige, tarde o temprano, desvirtualización.
Y es que al final y por suerte somos seres sociales. Nos gusta el contacto físico con las personas y experimentar, sentir y vivir el feeling que on line solo se intuye. Esa misma química que mueve las relaciones personales funciona también con las marcas.
Por esta razón los eventos puede ser una herramienta de marketing muy útil para una marca. Ya que facilitar encuentros entre las personas amparados por una marca puede traer muchos beneficios para ésta. Pero, como todo, requiere tener claros los objetivos.

Los eventos generan notoriedad para la marca, tanto por la comunicación del mismo como por la notoriedad que gracias al boca-oreja generan los asistentes al mismo e incluso los que (como yo) no han podido asistir y lo lamentan.
Los eventos generan ligazón con la marca. Es una especie de síndrome de Estocolmo, gracias al cual uno queda en deuda emocional con aquella marca que te ha facilitado una experiencia memorable.
La ligazón con la marca y la experiencia memorable genera prescripción. Como decía esta semana @jlori en un curso sobre comunicación gastronómica:  “En turismo y gastronomía cuenta mucho el testimonio de los clientes”
Dicho esto, también las marcas que organizan eventos deben tener claro su objetivo al hacerlo y facilitar que estos mecanismos se produzcan de una manera más ágil. Se trata de favorecer que el evento se comparta con las herramientas al alcance: a veces basta con pedir a los asistentes que  cuenten en las redes sociales el evento pero siempre hay acciones que empujan a que esto se produzca:

  • Facilitar wifi gratis. A los frikis de internet nos gusta tener buena conexión y nos anima a subir vídeos y fotos.
  • Determinar un hashtag o etiqueta para que todos los mensajes en Twitter, por ejemplo, puedan seguirse globalmente.
  • Señalar las webs, blogs, páginas de Facebook o cuenta de Twitter que tiene la marca y pedir la opinión de los usuarios en estos soportes.
  • El no va más de facilitar a tus “invitados” a un evento compartir la experiencia lo encontramos en este ejemplo del Hotel Ushuaia con Faccebook.


No hay que olvidarse de medir resultados después de un evento. Sobre todo si se quiere repetir un esquema similar. Analizar qué ha sido más valorado, qué repercusión ha tenido, etc y también las partes negativas son importantes: cosas que debieran mejorarse, errores de organización, quejas de los asistentes. De los errores se aprende y se mejora.
Además, si esto de los saraos se hace bien, puede acabar convirtiéndose en una nueva línea de negocio para la empresa. De esto saben mucho las bodegas, que alquilan sus instalaciones para que otras marcas celebren sus eventos, como producto turístico diversificado. Aunque aún no hay ninguna que alquile su Know-how en la creación y organización de estos… ¿Se animará alguien a hacer de los eventos una nueva línea de negocio?